Iba yo el otro dia con mi bicicleta por la Alameda,
cuando senti que tras de mi, otra bicicleta iba,
gire la mirada para ver quién me seguia
era un niño de no más de 10 años,
continuaba exacta la linea que mi bicicleta dejaba
si yo pisaba una hoja, justo después su crujir se repetia,
me sentí blanco dulce de la criatura que bailaba tras de mi la inocencia de estar vivo...
Con su faro alumbraba el camino que mis ruedas perseguian,
regalandome la sombra de su presa conquistada...
20 de enero de 2009
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2 comentarios:
adoro el faro de su bicicleta, y tambien a usted.
un gran beso, vuestro lector fiel.
y hoy si firmo como yo solo se hacerlo.....
rob.
venga ya, que choraaaaaaaaa
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